La abuela que se inclina
...Se despojó a sí mismo y tomó forma de siervo… (Filipenses 4:13)
Una frase que evoca para mí una de las actitudes más bellas, y a su vez, más desafiantes de la existencia humana, que indiscutiblemente tiene su origen en lo divino, porque para ponerse al nivel de los más pequeños se necesita, además de valentía, inundarse de amor.
Ponerse al nivel del otro es; olvidarse de los títulos, las posiciones y los cargos, mirandonos a nosotros mismos como en realidad somos; seres humanos. Este ejercicio de otorgamiento incluye mezclarse, saborear el dolor, compartir la miseria y hacerse pequeño entre otras cosas. Es romper el orgullo, perdiendo todo temor de mostrarse vulnerable, recordar que mi ser también tuvo principio, aprendiendo aún a pedir perdón ante la falta permanente que nos asedia, es humillarse ante los más pequeños, los ignorantes, los más necesitados, lso olvidados y los vulnerables.
Lastimosamente en las calles, en los templos, en la televisión, en las altas cortes, aún se ven aún muchas cabezas erguidas y pechos inflados, aferrados a una posición de poder o autoridad para imponer pensamientos e ideales a la fuerza, exigiendo obediencia con imposición y violencia muy lejos de permitirse si quiera una inflexión de su prepotencia construida como defensa de protección para su pequeñez interior.
Necesitamos volver a esa imagen del maestro de Galilea (Jesús) en la última cena con sus amigos, tomando el papel de esclavo, ciñéndose de ejemplo de servicio, poniendose a merced de sus criaturas, para lavarlos de todo orgullo, vanidad y prepotencia que nos separa, enseñando en su misma carne que el que quiera ser grande es el que debe hacerse mas pequeño, recordanonos que aquel que se humilla sera exaltado mas aquel que se exalta será humillado.
Es bastante conmovedor para mí, ver esa imagen de la abuela que se inclina, desafiando la gravedad, sus dolencias para volverse una niña, que sonríe y que se sube al columpio sólo para hacer felices a sus nietos, y a su amiguita de aventuras, para demostrar así que el amor no tiene límites y que hemos de permitir a nuestros corazones el fluir natural de esa fuerza imparable a la que llamamos amor,
Asi que, si hay alguien alla abajo que necesita de ti, no olvides extenderle la mano, ponerse a su servicio e intentar ponerse a su nivel para romper las barreras invisibles que tantas veces hemos creado, procurando asi, hacernos cada vez mas hermanos, como tantas veces hemos promulgado en el hecho de reencontrarnos con esa escencia original de ser hijos del mismo Padre.
.